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El Mad-Croc Fuenlabrada ganó el derbi dando una exhibición en los tres primeros cuartos



14 de abril de 2013
Ganancias primeras sí rompen faltriqueras

Desde siempre hemos ido un poco contra la lógica y hemos cambiado realidades que parecían casi inmutables. Quién iba a decir hace algo más de un lustro que el derbi contra Estudiantes tomaría un color anaranjado intenso como describe el balance de 10 – 2 de los últimos seis años. Es el resultado de luchar con lo que hay, sin estirar más el brazo que la manga, con ese ADN del Baloncesto Fuenlabrada que llega incluso a que hoy tengamos que trastocar el refranero español con aquello de las ganancias y las faltriqueras.

Y es que ayer la salida excelsa, en tromba, arrolladora del Mad-Croc Fuenlabrada produjo una ganancia tan amplia que nos permitió vencer el partido a pesar de anotar tan sólo una canasta en juego en todo el último cuarto. Cobrar una renta sustanciosa de inicio y administrarla a posteriori es un modelo repetido en nuestras últimas cinco victorias, si cabe más acentuado ayer.

Los primeros treinta minutos de nuestro equipo son para recordar, pero sobre todo el primer cuarto. De manual. Con paciencia, armonía y control del tiempo en cada ataque. Eso que se llama “timing” en el mundo anglosajón, la coordinación justa entre los movimientos de cada jugador y la circulación de la pelota de mano en mano para acabar con ella en poder del tirador adecuado. Y atrás, dominadores del uno contra uno, con buenas ayudas y sólidos en el rebote. 0 – 8; 2 – 13; 6 – 21. Abrumador.

El rodillo siguió su paso inexorable hasta bien entrado el segundo periodo cuando pusimos el 10 – 31 en los marcadores de un Palacio donde los cánticos de la afición fuenlabreña retumbaban muy por encima del resto. De ahí hasta el descanso el choque se equilibró y entramos en la fase de intercambio de canastas. Triple va, triple viene. Hasta diez anotamos en los primeros veinte minutos. Aunque el más espectacular no fue nuestro, sino de Granger desde su propio campo ya sobre la bocina: 30 – 45 al descanso.

El atisbo de reacción local se disipó de inmediato en la segunda mitad. Tan clara era nuestra superioridad que Vidorreta pidió tiempo muerto tan sólo 57 segundos tras la reanudación. Pero ni por esas. Apenas dos minutos después alcanzamos una nueva máxima renta (31 – 54), incluso mejorada ya en el último minuto del tercer periodo (44 – 68).

Con el partido aparentemente sentenciado vivimos un extraño último cuarto cuyos seis primeros minutos se cerraron con seis puntos en total. Todos para los estudiantiles. A pesar de nuestra sequía entramos en los tres últimos minutos con una renta amplísima merced a un triple que además de estrenar nuestra anotación ponía el 54 – 71. Ni la multitud de despropósitos propios y ajenos que vivimos en los últimos 180 segundos pusieron en verdadero peligro nuestra más que merecida victoria. El 70 – 74 final resulta engañoso pues no plasma la gran superioridad fuenlabreña en casi todo el partido.

Hasta ahora la crónica no ha recogido ni un solo nombre propio de nuestro equipo. Adrede, claro. Un triunfo coral se explica así, en equipo. Cabe recordar que no jugó Valters, en Letonia por su reciente paternidad, y que Kurz jugó mucho menos de lo habitual por culpa de las faltas personales, pero ni la rémora de no poder contar con la aportación habitual de ambos nos frenó, demostrando que a día de hoy el Mad-Croc Fuenlabrada es un EQUIPO en mayúsculas. La permanencia está un poco más cerca.

Departamento de Comunicación del Mad-Croc Fuenlabrada. 



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