Decía, en la web del club,
antes del partido Jota
que estamos ante un mes vital.
Quizá escoció lo de Andorra
donde no contaba con derrota
visto cómo disputó el encuentro.
No era buena pareja Valencia
a tenor de la cara del enfermo.
“Dubi” se colgó del aro
para mostrar la tensión en el calentamiento.
Pero lo que consiguió fue un retraso enorme
al hacer añicos el tablero.
De lo que pasó entonces, no rimo.
Esto es basket en versos,
no esperpento, ni entremeses, ni sainete
siquiera. Para eso, en el teatro, ya hay expertos.
El público se quedó y aguantó
y apoyó, como sabe hacerlo, a pesar del chaparrón,
del desconcierto que hacía presagiar un naufragio
que afortunadamente no se dio.
Confirmamos el buen juego
ante un firme candidato a títulos
y eso es motivo de festejo.
Fuimos intensos atrás, corrimos, respondimos
con acierto al tino de San Emeterio
que tiene un dulce idilio con los aros
de nuestro pabellón. Pueden creerlo.
Aplicamos soluciones tácticas en pista
a las distintas alternativas del rival
pero sobre todo quisimos… y ¡ay, amigo!
Eso vale más que el propio dinero.
El sábado en Fuenlabrada ganó el equipo,
la afición, ganó el baloncesto.
Y si he de destacar un nombre
por encima del resto,
me quedo con E.J. Rowland,
por asumir, asistir y estar cuando es más difícil,
cuando están los grandes,
cuando hay que hacerlo.
¡Volvió a sonar “Mi gran noche”!
Y muchos sonreímos de nuevo.
Aunque lo dijo Jota, repito,
mes vital para un futuro
que ninguno deseamos negro. |