Te exprimes y el rival lo hace mejor que tú. Te gana. Le felicitas y a otra cosa. Pero no fue así. Ni mucho menos llevamos al San Pablo Burgos a su límite porque nosotros fuimos “irreconocibles”, tal y como expresó Jota Cuspinera  en la rueda de prensa posterior al partido. Y se vio claro desde el inicio. En menos de tres minutos ya habíamos perdido cuatro veces el balón.

Con una o dos marchas más que nosotros, los locales fueron abriendo brecha sin descanso: 19 – 11 al final del primer periodo; 32 – 16, minuto 14; 51 – 30 al descanso. Y partido resuelto. Solo una chispa nos hizo saltar la ilusión de la remontada al inicio de la segunda mitad con un parcial de 0-6 que pudo agrandarse con un par de triples que escupió el aro. Pero fue un espejismo. Los locales recobraron la calma de inmediato y la segunda mitad quedó en un ir y venir con intercambio de canastas en un lado y en otro que en nada varió el decorado. El partido se había cocinado en la primera mitad.

Por delante, una semana de trabajo para recobrar las sensaciones y ser de nuevo el equipo que vimos en los partidos frente a Morabanc Andorra, Valencia, Cafés Candelas Breogán y UCAM Murcia. Ese nivel de juego es el que necesitamos para competir contra todos los rivales, empezando por el Herbalife Gran Canaria el próximo domingo a las 19:30 horas en el Fernando Martín. Si lo recobramos obligaremos al rival a exprimirse y la victoria caerá de un lado o del otro, pero podremos acabar el partido satisfechos con lo dejado en el parqué.  

Departamento de Comunicación del Montakit Fuenlabrada.

Imagen de ACBPhoto – María González