Como si fuera algo no escrito pero que ha de cumplirse. Por muchoempeño que le pongas, por mucho que alcances rentas por encima de la decena,por mucho que el público empuje de inicio a fin… vas y pierdes. Claro está queno siempre ha sido así (llevamos ocho victorias), pero son tantos, demasiados,los partidos que se nos han escapado entre los dedos por ínfimos detalles, porjugadas más o menos rocambolescas o discutidas en los instantes finales, queacabas por no dar crédito. Es el techo de cristal que nos impide crecer y sumarcomo el trabajo del equipo merece.

Posiblemente ese techo invisible no sea algo ajeno, sino quese haya solidificado por nuestras propias limitaciones. La primera, esa cargaextra que llevamos desde el inicio de la temporada de vernos abajo en la clasificacióny que hizo que los jugadores verdinegros parecieran más sueltos que losnuestros en el tramo final del partido de ayer. También cuenta la fatiga, pues obviamentellegó más fresco a las jugadas decisivas Kirksay que Panko, por poner unejemplo de dos jugadores decisivos en sus respectivas plantillas.

Quizá nada de esto estaríamos escribiendo si al inicio delchoque hubiéramos tomado una ventaja aún más amplia aprovechando nuestra buenasalida, que maniató e hizo dudar al FIATC Joventut. Al poco de iniciarse elsegundo cuarto y con 12 puntos de ventaja (25 – 13) dispusimos de hasta tresposesiones para haber roto el partido o al menos haber tomado una rentamayúscula. Como no lo hicimos y el rival es de esos que se calienta cualmicroondas el partido se equilibró poco después (34 – 31, minuto 18) y ya nohubo forma de volver a romperlo.

Con todo y con eso el mando del partido lo siguió ostentandoel Montakit Fuenlabrada (49 – 42, minuto 25; 58 – 54, final del tercer cuarto).Y llegamos a los minutos decisivos en los que la pequeña renta menguó hastadesaparecer (empate a 64, minuto 35) y dar paso al columpio de empates y sucesivoscambios de líder.

Igualados a 73 llegó uno de esos golpes contra el techo decristal, uno que descalabra a cualquiera. Tras un gran defensa de nuestroequipo el balón se pierde por línea de fondo en la lucha por el rebote de un tiroque no tocó ni el aro. Diagne sale del campo, empujado a saber por qué fuerza,y el árbitro da el balón a los visitantes con un solo segundo de posesióny  a punto de entrar en el último minutodel partido. Tiempo muerto. Y un bloqueo indirecto mal defendido libra a Sutonque recibe y tira. Dentro del tiempo, al parecer. Un segundo da paramucho.  Y la mete.

Con 71 – 73 desperdiciamos nuestro ataque (la fatiga), perocon pundonor recuperamos el balón y a poco más de 20 segundos para el finaldisponemos de la posesión que puede llevar el partido a la prórroga o darnos lavictoria. O chocar contra el techo de cristal, esta vez claramentematerializado con la forma de Savané que taponó una penetración un tantoprecipitada de Alberto Díaz. Y se acabó.

Bueno, se acabó el partido que no las opciones depermanencia. Reducidas, sí, pero abiertas aún tras las derrotas de Gipuzkoa,Sevilla y Manresa. Casi da más rabia así porque acabas pensando cómo estaríamosde haber ganado.

Las cuentas pasan por tirar abajo la techumbre en Tenerife ydespués derrotar al Valencia en casa en la última jornada. Y lascorrespondientes derrotas de los contrincantes en la zona baja. No es necesarioque todos ellos pierdan todos sus partidos, pero resultará clave lo que ocurraen el Gipuzkoa – Sevilla del próximo domingo. Veremos.

Departamento de Comunicación del Montakit Fuenlabrada.