Se celebró como se merece. Por la victoria. Por ser un derbi. Y porque además era el premio a un trabajo de casi de dos meses. Una labor oscura sin recompensa competitiva hasta la fecha. Ahí está. Al fin jugamos a lo que queremos jugar. A lo que entrenamos. Y ganamos. Se hizo la luz.
Y todo ello a pesar de que las tinieblas parecían apoderarse de la soleada matinal fuenlabreña en el inicio del encuentro. Abotagados, sumábamos tantas pérdidas como minutos de juego. Tantas pérdidas como puntos anotados. 6 – 19 en el minuto 7 de partido.
Pero todo túnel tiene su final. Y ya en los últimos compases del primer periodo comenzamos a ver la luz. A fogonazos. El acierto en el tiro comenzó a sustituir a los extravíos de la bola, la circulación de balón nos facilitó una anotación más fluida y con eso la desventaja se acortó al 19 – 24 del final del primer cuarto.
Hasta el descanso se vivió un toma y daca que dejó todo por decidir de cara a la segunda mitad (42 – 45). Y ahora sí, en la reanudación llegó la explosión lumínica. Grandes defensas finalizadas con tapones o rebotes, transiciones vertiginosas, buena coordinación ofensiva que conllevaba tiros liberados, acciones espectaculares. Parcial arrollador de 26 – 4 para ponernos casi veinte arriba.
Las caras de los jugadores irradiaban a partes iguales felicidad y rabia. Por la recompensa al trabajo. Por demostrar a todos, empezando por sí mismos, que el Montakit Fuenlabrada está aquí y tiene argumentos con los que dar mucha batalla.
Y con ellos el público, claro. Que también sentía esa necesidad de liberarse celebrando junto a su equipo. Los aficionados que habían estado alentando en el mal inicio de partido así como en las anteriores derrotas en liga y supercopa ahora recibían también su premio.
El partido no había acabado, pero ya estaba sentenciado. La máxima renta llegó con el 84 – 63 del minuto 34. Luego el Estu quiso reaccionar y aprovechó que nosotros bajamos un tanto las revoluciones para aminorar la distancia hasta el definitivo 93 – 85.
Un triunfo que además tiene un significado histórico no desdeñable: por vez primera superamos al Estudiantes en los enfrentamientos directos. 22 triunfos para nosotros, 21 para ellos. Y eso que empezamos perdiendo nueve de los diez primeros choques con los del Ramiro.
Departamento de Comunicación del Montakit Fuenlabrada.
Foto de Fran Martínez. |