“Donde tenemos que dar el paso y no lo estamos dando más que intermitentemente es con nuestra dureza en defensa”, explicaba Óscar Quintana en la rueda de prensa tras el partido. Y es que de nuevo en el derbi de ayer encajamos cestas con excesiva facilidad, sin gastar faltas, sin emplear la dureza requerida.
El problema contra el Madrid estuvo sobre todo en el inicio del partido, momento en que encajamos un parcial de 1 – 18 mediado el primer cuarto con varias jugadas consecutivas de tres puntos por parte de los visitantes, bien a través de triples o de canastas con adicional. El caso es que el partido se había desequilibrado muy pronto (5 – 23, minuto 8).
El Carplus Fuenlabrada mejoró a continuación en ambos lados de la cancha. Defensivamente incrementamos la intensidad, apretamos en líneas de pase, contactamos en cada corte… y eso nos ayudó a mejorar también en ataque. Porque en la ofensiva al fin encontramos el acierto que se nos había negado en el arranque. Rebajamos así la desventaja de la veintena de puntos: 29 – 45, m 18.
Sin embargo, volvió a aparecer la intermitencia a la que se refería nuestro entrenador en rueda de prensa. Tras el descanso volvimos a permitir canastas fáciles, algunas de ellas fruto de pérdidas de balón no forzadas por la defensa rival que daban lugar a contraataques en superioridad por parte del Madrid. Y la distancia se disparó hasta el 40 – 70 del minuto 26.
Los nuestros no desconectaron y encararon el último cuarto con el afán de sacarle provecho, de que nos sirviera para corregir errores. Lo logramos, al menos en parte y el partido acabó con el definitivo 78 – 102 fruto de la clara superioridad de los visitantes.
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