En los cuarenta minutos del choque de ayer vimos y vivimos las virtudes y las carencias de nuestro equipo. Una primera mitad en la que fuimos creciendo hasta protagonizar un gran parcial en el segundo cuarto gracias a una magnífica circulación de balón y un alto acierto en los tiros. Y tras el descanso, un apagón producto del abotargamiento progresivo de nuestro ataque y de una defensa que no compensó las carencias ofensivas. Así, tras lo bueno y lo malo, llegamos a un final incierto en el que no tuvimos la contundencia defensiva ni el tino ofensivo suficientes para hacernos con la victoria.
Un intercambio inicial de golpes entre ambos equipos, con los ataques más cómodos que las defensas, agotó el primer cuarto sin que nada muy relevante sucediera (17 – 20). Fue en el segundo cuarto cuando exhibimos nuestro mejor juego: más pegajosos en defensa y cerrando muy bien el rebote, pudimos atacar en transición, acelerar o decelerar el ritmo con criterio en cada jugada y compartir el balón hasta hallar al compañero adecuado con ventaja para el tiro. Y encima con acierto. Así encadenamos triples y cestas fáciles cerca del aro hasta marcharnos 45 – 34 al descanso.
Lástima que esa clarividencia ofensiva se esfumara en la segunda mitad, veinte minutos finales en los que anotamos 28 puntos, tantos como sumamos sólo en el segundo cuarto. Nuestro menor rendimiento ofensivo se explica en parte por una mayor agresividad ilerdense que permitió a los visitantes crecerse y darle la vuelta al marcador (59 – 61 al final del tercer periodo).
Cuando parecía que nuestro bajón no tenía suelo, apretamos los dientes en defensa ya en el último cuarto y pasito a pasito firmamos un parcial de 10 – 2 para retomar la delantera (69 – 67 a 3:18 de la conclusión). Y ahí llegó una jugada clave: en un partido tan cerrado y con tanto peso de los momentos psicológicos, el Lleida sumó una jugada de cuatro puntos merced a un tiro libre más rebote y triple posterior. Eso les sirvió para tranquilizarse y relanzarse: 69 – 73 a 2:03 del final.
Llegamos al último minuto con 71 – 75. Edu Durán anotó un canastón para el 73 – 75 y acto seguido Van Zegeren puso un gorrazo que nos dio la posesión para empatar o remontar con un triple. Fue de nuevo Edu quien asumió la responsabilidad. Esta vez no entró y el partido cayó del lado de los visitantes. Solo falla (y acierta) quien lo intenta.
Quedamos con un balance de 4 triunfos y 9 derrotas encuadrados en la segunda mitad de la tabla. El jueves de esta próxima semana volvemos a la carga en la pista del equipo que cierra dicha tabla, el Ríoverde Clavijo.
Departamento de Comunicación del Baloncesto Fuenlabrada.
Foto de Alba Pacheco. |