Dar el tono adecuado a un instrumento. Eso es templar.
Esfuerzo o valentía de una persona. Eso es bravura.
El Fuenla está templando en ataque y defendiendo con bravura en los múltiples finales apretados en este tramo final de temporada. Porque ahí está la clave de buena parte de los muchos triunfos que venimos acumulando de un tiempo a esta parte. Y da casi igual que el rival sea el líder, Leyma Coruña, que el colista, Rioverde Clavijo. Ante ambos, y ante muchos otros, hemos llegado a los minutos finales con la victoria por resolver. Y las estamos consiguiendo por templar en ataque y defender con bravura.
Ayer un Fernando Martín abarrotado se relamió con una primera parte que rozó la perfección por parte del Baloncesto Fuenlabrada. Elocuente 50 – 28 en el marcador al descanso. Pero cuando llegaron mal dadas y el Guuk Gipuzkoa Basket nos apretó (72 – 66, minuto 35), tanto los de la grada como los de la pista y el banquillo supieron aplicar la doble receta que tan buen resultado está dando. Y juntos pudimos celebrar la sexta victoria consecutiva.
Si entramos a los detalles, podemos hablar de la sobresaliente labor de secado que aplicamos sobre Barcello y Aurrecoechea desde el inicio. Frenados los dos referentes principales de los donostiarras, nos sentimos muy cómodos en ataque porque cerrábamos el rebote y podíamos atacar en transición, poniendo el balón en las situaciones más ventajosas para nosotros. Y con variedad, pues nuestra anotación estaba muy repartida.
En cinco minutos ya ganábamos 14 – 4; la renta aumentaba al 25 – 9 en el minuto 9 porque las rotaciones seguían manteniendo nuestro nivel y aumentando la brecha entre ambos contendientes. Y aunque en el arranque del segundo cuarto los visitantes trataron de desamordazarse (30 – 18), el Fuenla había instalado la función rodillo y no la iba a desactivar hasta el descanso: 50 – 28.
Pronto se vio tras la reanudación que los guipuzcoanos querían reivindicarse y meterse en el partido. Es un equipo que no por casualidad ha estado pugnando por el liderato hasta inicios de abril. Nuestra buena defensa aguantó la amplia renta hasta el minuto 25 (58 – 33), pero entonces llegaron unos minutos de descontrol por nuestra parte, algo aturullados ante la defensa zonal presionante de los visitantes y descolocados por primera vez en el partido en defensa. Así llegó un parcial de 0 – 13 que redujo la renta a la mitad: 58 – 46 y aún doce minutos y medio por jugarse.
Aparecieron entonces Petar Aranitovic y Edu Durán desde el tiro libre y desde el triple para apaciguar la rebelión donostiarra. El 72 – 55 del minuto 32 parecía dirigirnos hacia un final plácido de partido. Pues no. Les permitimos anotar con demasiada facilidad en los segundos iniciales de varios ataques y nos faltó clarividencia ofensiva. Tanto que en tres minutos nos endosaron otro dañino parcial que ponía en serio peligro la victoria (72 – 66 a 5:42 de la conclusión).
Y ahí apareció en primer lugar la bravura defensiva referida al inicio de esta crónica. Dejamos al rival más de cuatro minutos sin meter ni un solo punto ¡Bravo!
Y de la mano de la bravura defensiva también llegó el temple en ataque. Un triple de Tomás Bellas tras un buen bloqueo directo, una penetración por línea de fondo de Pato Garino después de una dinámica circulación de balón, una cesta de Tanner McGrew con asistencia de Jorge Bilbao. Templando y mandando.
Luego vino la celebración del equipo y la ovación de los jugadores para los aficionados. Porque los de la grada también supieron jugar el partido cómo y cuándo tocaba. Disfrutando y empujando en función de lo que el equipo ofrecía y necesitaba en cada momento. Queremos otra, y otra, y otra…
Departamento de Comunicación del Baloncesto Fuenlabrada.
Foto de Álex Ferrer. |