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El triunfo de ayer del Montakit Fuenlabrada (79-75) es un espaldarazo al proyecto en una noche de reencuentro con la afición y rompe lo que podría haber sido una peligrosa mala racha con la primera victoria de Cuspinera como entrenador jefe



06 de diciembre de 2015
Más que una victoria

Nadie podrá negar que Jota Cuspinera es sincero en losanálisis previos de los partidos que hace con los periodistas. Queremos correry estamos mentalizados para mejorar los inicios de los partidos. Fueron las dospremisas que marcó nuestro técnico y el equipo las cumplió a rajatabla.

Y eso que enfrente estaba el Dominion Bilbao, que exhibíadesde el primer minuto la calidad de sus jugadores con un Mumbrú que anotabalos siete primeros puntos de su equipo. Pero una vez controlado el alerocatalán, el Montakit Fuenlabrada tomó los mandos del partido con una defensaejemplar por aunar intensidad e inteligencia, sin regalar faltas y asegurandoel rebote (sólo uno ofensivo lograron los vizcaínos en toda la primera parte).

Y a correr. Ataques dinámicos en los que no se daba resuelloa la defensa rival para que se colocara, bloqueos en transición, rápidascombinaciones para hallar al compañero mejor ubicado, jugadores confiados enque el tiro iba a entrar. El más confiado de todos Ivan Paunic que atraviesa unmomento dulce aportando en ambos lados de la cancha y que se desenvuelve a lamaravilla en este estilo de juego.

Así cerramos el primer cuarto con 27 puntazos, por 19 delBilbao. Y seguimos la línea en el segundo en lo que parecía una clara voluntadde romper el partido. Hasta que llegó una jugada que nos frenó. Con 32 – 21recuperamos en defensa y lanzamos un claro contraataque que Scott iba afinalizar en espectacular mate, pero que se trunca porque hace pasos al recibirel balón. Y acto seguido triple más adicional para el Dominion. Total, que del posible34 – 21 al real 32 – 25, con cambio de dinámica en la moral de uno y otroequipo. Corría el minuto 13 de partido.  

No es que los nuestros desfallecieran, es que los deenfrente se vinieron arriba, reencontraron su habitual personalidad en pista ylograron irse al descanso muy cerca (42 – 39) tras un parcial de 0 – 7 en losúltimos compases de la primera parte.

Lo bueno de la reconexión de los bilbaínos es que no supusola desconexión de los fuenlabreños. Al contrario, el paso por vestuarios nossirvió para recargar energía y retornar al máximo rendimiento en la reanudación.¡¡Sólo en los tres primeros minutos forzamos cinco pérdidas de balón delrival!! Y en ataque de nuevo el acierto para coronar el dinamismo con el que lapelota fluía entre las manos de nuestros jugadores, con especial mención paraPaunic y Urtasun, estiletes que abrieron una magnífica brecha que puso el 56 –41 tras un parcial de 14 – 2.

Pero restaban aún 14 minutos de juego y Raül López y compañíano estaban dispuestos a arrojar la toalla. El base de Vic lideró entonces lareacción de los suyos (60 – 54, minuto 32). Lo que por momentos pareció unavictoria contundente se estaba transformando en un final envenenado.  

Comenzó a emerger entonces la figura de Marko Popovic, queen plan capitán general asumió galones en el tramo decisivo. Un triple suyo nosdevolvió la sonrisa (63 – 54), pero la ola en la que venía subido el Bilbao noiba a detenerse así como así. Ahora con Hannah de comandante los visitantesvivieron sus mejores minutos, hasta el extremo de que lograron voltear elresultado y ponerse por encima: 65 – 67, minuto 37.

Hacía falta mucha fortaleza moral para no venirse abajo porla evidente amenaza de perder un partido que habíamos dominado con tantaclaridad. Y entonces entró en liza de verdad el sexto jugador, un FernandoMartín volcado que animaba a los suyos, incomodaba a los rivales y hacía ver alos árbitros el enfado por varias de sus decisiones.

Sobin con sangre fría y talento en la pintura nos devolvíala ventaja (69 – 68) y Popovic dejaba claro que tendría un papel primordial conuna cesta a continuación (71 – 69). Un par de excelentes defensas con tapónincluido de Scott nos daban la posibilidad de ampliar la renta, pero unasorprendente falta en ataque señalada contra Popovic daba lugar a que RaúlLópez empatara a 71 en la siguiente acción, ya en el último minuto.

Por entonces el ambiente era electrizante, con la gradavolcada y con esa conexión entre público y equipo que hace del Fernando Martínun pabellón diferente. Una comunión que acabó incluso por derribar una de lasmaldiciones que nos amenaza en los últimos partidos, la del tiro libre.

Ocho de ocho. Sí, 8 de 8. Seis de Popovic y dos de Urtasun. Yeso que arrastrábamos un pobre cincuenta por ciento los 39 minutos precedentes.Ese acierto y un taponazo de Sobin a Raül López decantaron el partido denuestro lado con el 75 – 71 a 30 segundos del final. La inteligencia colectivay el temple en los tiros libres hicieron el resto hasta el 79 – 75 definitivo.

Una gran noche con una victoria, la cuarta en total, que estodo un espaldarazo al trabajo de la plantilla y un alegrón para una aficiónque se fue muy satisfecha de su equipo. La primera de Cuspinera. Que lleguenmuchas más.

Departamento de Comunicación del Montakit Fuenlabrada.  

Imagen de la celebración final (Amador Vicente)


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