Ya tocaba que el Montakit Fuenlabrada venciera en casa, yatocaba que la afición disfrutara en plenitud de un partido junto a su equipo,con un pabellón a rebosar y un ambiente de los que enganchan desde el primerinstante. Ya tocaba, en fin, recoger el premio al trabajo e irnos a casa conuna sonrisa.

Todo ello no nos hace olvidar que seguimos penúltimos y quela próxima semana visitaremos a un equipo de Euroliga como el Laboral Kutxa,muy necesitado de victorias para entrar en la Copa del Rey. No lo olvidamos,no. Pero hoy nos vamos a la cama con la confianza que da certificar que sí, queel Montakit Fuenlabrada tiene muchas virtudes, dentro de nuestras limitaciones,y que tiene capacidad para sumar triunfos y hacer vibrar a la afición con unbaloncesto que combine buena defensa (65 puntos del rival) con espectáculo ofensivo(88 puntos propios).

Lo fácil hoy es fijar los ojos en Andy Panko. Si alguientenía presión era él. Alejado de su nivel habitual hasta el momento, parecíaclaro que el margen de mejora del equipo pasaba por su crecimiento. Y esta tardeha mostrado una de sus mejores versiones, con 30 puntos, 8 rebotes y 35 devaloración. Y lo más importante, asumiendo responsabilidades desde el primer alúltimo segundo de los que ha disputado. La ovación del público así lo hareconocido.

Pero el Montakit Fuenlabrada ha sido mucho más que AndyPanko. El nuestro ha sido hoy un equipo solidario en ambos lados de la pista,correctamente pertrechado y que ha hecho valer su defensa en cuanto ha ajustadoen la pintura para evitar las inteligentes circulaciones interiores de losandorranos en los primeros minutos.

Dominadores del rebote, hemos dado buena continuidad aljuego en ataque, sin mucha capacidad para correr, pero con buenas situacionesde tiro exterior tras encontrar el pase extra, de ahí nuestras 14 asistencias yel gran porcentaje de triples, capítulo en el que cabe destacar el 4/4 de Javi Vega y el 2/2 de Alberto Díaz, dos jugadores que sin embargo tuvieron suprincipal aportación en una gran defensa.

Tan loadas virtudes se pusieron de manifiesto sobre todo enlos minutos que van del 13 al 23, periodo éste en el que endosamos un parcialde 32 – 11 a un Morabanc Andorra que había llevado el partido igualado hastaese momento. Así se pasó del empate a 21 al 53 – 32. De ahí al final vivimos untira y afloja en el que los foráneos trataban de minimizar daños mientras quenosotros pretendíamos abrir la mayor brecha posible para tener un buen “averageparticular” y para reafirmarnos en nuestras propias virtudes.

El 88 – 65 final, incontestable, supone un alegrón mayúsculopor cuanto el partido era exigente y peligroso dada la situación clasificatoriay la dinámica de resultados.  La vueltaal ruedo final con equipo y afición felicitándose mutuamente lo deja claro. Yatocaba.

Departamento de Comunicación del Montakit Fuenlabrada.