Mediado el cuarto periodo el Montakit Fuenlabrada perdía 74 – 62. No era un partido brillante el nuestro, con un rival acertadísimo que rondaba el 75 por ciento de acierto en tiros de dos y el 50 en triples. Antes de ese instante habíamos sufrido acciones al final del segundo y del tercer cuartos dolorosísimas, triples del rival sobre la bocina que nos dejaban cada vez más atrás cuando pensábamos que podíamos equilibrar el marcador.

Y teníamos que jugar el final sin Popovic. Y poco después nos vimos abocados a jugar los 11 minutos decisivos (del 40 al 50) también sin Tabu tras cometer su quitan falta. Los dos hombres llamados a llevar la manija en los minutos calientes de los partidos estaban fuera. Y todo ello ante un pabellón enfervorizado que empujaba a su equipo sabedor de que un triunfo tenía gran valor para los locales en la lucha por evitar el descenso.

Pues en una suerte de ejercicio circense el Montakit Fuenlabrada ha hecho posible el más difícil todavía. Fue Ernest Scott, el más entonado en todo el partido (increíble el estado de forma en que ha vuelto tras la lesión), el que nos dio esperanza con cinco puntos consecutivos (74 – 67). Luego nos aguantó la defensa hasta que Jonathan Tabu hizo un último y espléndido servicio con un triple, un rebote y una asistencia que significaron empatar a 76 a un minuto del final del partido. Justo después cometió su quinta falta.

El minuto 40 fue de locura con un tiro libre errado por Ivan Paunic tras una técnica al entrenador local, un triple fallado por Ricardo Úriz del que cogimos el rebote, y una nueva intentona de Paunic que no encuentra el aro. Todo ello con empate a 76. Tampoco McGrath supo anotar en la acción final y nos fuimos a la prórroga. La primera, aunque entonces no sabíamos que habría más.

Allí, y tras un partido discreto, se erigió Oliver Stevic en jugador crucial, como quince días atrás en Manresa aunque esta vez en labores más llamativas de anotación. Ni más ni menos que 10 puntazos fueron suyos en las dos prórrogas, más una recuperación de balón, dos faltas recibidas y dos rebotes, uno de ellos ofensivo, faceta ésta en la que dominamos con 18 capturas. Mención especial merece aquí Chema González quien en apenas 10 minutos de juego logró 6 rebotes, 5  de ellos en ataque. Querer muchas veces es poder.

Pero volvamos al relato cronológico de los hechos. Las cestas de Stevic encontraban respuesta en las de Yusta de tal modo que la primera prórroga llegó con empate a 86 a los últimos segundos. Falló Urtasun, erró Bendzius y reboteó de nuevo Urtasun. Quedaban diez segundos, Álex subió el balón, atrajo la defensa y pasó a Úriz quien en lejana pero liberada posición lanzó el triple dentro de tiempo, la bocina sonó cuando el balón volaba y éste fue repelido por el aro tras bailotear sobre él en unas décimas de segundo vibrantes que dieron paso a la segunda prórroga. Ahora sí, la definitiva, aunque entonces ya nadie estaba seguro de nada.

Esta vez la historia fue distinta. Mucho más aplomo de los nuestros y eso que de inicio cometimos algunos fallos absurdos como sendas faltas de Smits y Paunic. Pero a continuación un triplazo de Ernest Scott nos disparó hasta el 88 – 95. Faltaban 2:30 y todo parecía de cara, mas el Obra no iba a rendirse.

Entonces llegó la acción decisiva del partido. Con 90 – 95 la presión gallega logra recuperar el balón y Pozas se lanza al contraataque, pero falla la bandeja y en nuestro contra-contraataque Paunic clava un  triple que suponía su punto 27 y casi la puntilla con el 90 – 98. Personalidad la del alero serbio.

Decimos casi la puntilla porque aún el Obradoiro fue capaz de rehacerse, ponerse a cuatro (94 – 98) y disponer del balón, una pelota que Urtasun le roba a Waczynski para, ahora sí, sentenciar el partido a menos de 30 segundos para el final. Dos tiros libres del navarro subían nuestro centenar de puntos al electrónico de un Fontes do Sar donde retumbaban los gritos de alegría del medio centenar de aficionados fuenlabreños que celebraban este maravilloso triunfo por 95 – 100.

Departamento de Comunicación del Montakit Fuenlabrada.