ACTUALIDAD

Festival de sensaciones, partido para recordar por mucho tiempo y por bastantes motivos. Nos quedamos sin el premio de la victoria pero con el orgullo de haber compartido otro nuevo partidazo con nuestro equipo.



10 de abril de 2016
Jo...robadamente orgullosos
Lo había comentado Jota Cuspinera la noche del viernes en una cena con aficionados, si el Barça viene un poco desenchufado ganaremos, y si viene concentrado creo que de todos modos tendremos opciones de ganar hasta el final. Perdón por la revelación, que además no es cita textual, pero sí respeta el sentido de lo que el entrenador dijo.

Y lo clavó. Nos encontramos enfrente al líder, con los cinco sentidos puestos en este partido, sin concesión alguna ni rotaciones futboleras pues los menos habituales ni tan siquiera pisaron el parqué. Aún así tuvimos la victoria al alcance de nuestra mano, con una última bandeja de Popovic acosado por Dorsey que se paseó sobre el aro pero que no entró.

El itinerario del partido fue desde el dominio inicial visitante, en plan apisonadora (14 – 28), a la progresiva remontada del Montakit Fuenlabrada: 36 – 43 al descanso; 64 – 66 al final del tercer periodo; incluso 82 – 81 a 35 segundos del final. El desenlace con la bandeja que no entró favoreció a los azulgranas.

Hasta ahí el relato indiscutible del partido. Y ahora podemos ir a las sensaciones, a la emotividad, al cabreo, al orgullo y la satisfacción que sentimos todos y cada uno de los fuenlabreños, tanto los de la grada como los de la pista.

La ilusión inicial dio paso al baño de realidad con la superioridad del Barcelona. Pero a la vez todos teníamos la secreta esperanza de saber que o el Barça mataba el partido yéndose 20 arriba o nuestro equipo sería capaz de equilibrar las fuerzas.

Ahí entró en juego la confianza y el valor del grupo pues fue con los suplentes en pista con los que el Montakit Fuenlabrada comenzó a desatarse para dejar claro en el descanso que el partido sería largo.

El tercer periodo fue el del tesón porque a pesar de estar cerca, el Barça no se dejaba echar mano y a cada intentona del Fuenla respondía el líder con un nuevo estirón. Así por ejemplo, en un partido en el que todos se dirigieron repetidamente a los árbitros el único que se llevó el premio de la técnica fue Tabu con lo que el Barça sumó cinco puntos en una sola jugada. Entraba en escena una nueva sensación, el enojo. Por cierto, su papel fue creciendo paulatinamente.

Con 70 – 71 ya en el último cuarto dispusimos de dos ataques seguidos para tomar la delantera, pero erramos y el Barcelona castigó con un parcial de 0 – 7 que ponía las cosas feas (70 – 78, minuto 36). Hizo entonces su aparición el orgullo. El orgullo que hace falta para no rendirse, para seguir confiando en la victoria aun cuando todo se pone cuesta arriba.

El partido se convirtió entonces en un cara a cara entre el orgullo y la indignación. Urtasun y Scott ponían el 74 – 78. Stevic salía sangrando en la cabeza tras un codazo de Dorsey en una jugada que acabó valiendo dos puntos para el Barcelona (74 – 80). Los árbitros no vieron nada punible, como tampoco pudieron ver el instant replay para aclarar si una cesta de Urtasun que dieron como doble había sido o no triple. La maquinita en cuestión se había quedado pasmada por tantas emociones y sólo reflejaba la pantalla en negro. No es la primera vez que nos pasa esta temporada, la anterior fue en Santiago.

Con todo y con eso la grada siguió empujando, el equipo siguió defendiendo y siendo punzante en ataque, así llegó un triple de Urtasun y un matazo de Scott para poner el 79 – 80 y hacer estallar al unísono al pabellón. El penúltimo minuto fue un cúmulo de nervios por una, otra y otra parte y se saldó sin más movimientos en el marcador.

Así llegamos al minuto final. Una buena defensa fuenlabreña provoca el fallo de Perperoglu, reboteamos y cuando ya estamos montando el contraataque un silbato y un dedo señalan a Stevic como faltón sobre Dorsey. Sin sangre esta vez, eh. Más indignación. El del Barça mete uno y con 79 – 81 atacamos. Explosión de júbilo con el triplazo de Popovic que nos pone arriba 82 – 81.

Tras el tiempo muerto los visitantes atacan bien y Samuels machaca sólo. Otro tiempo muerto. Ahora nos toca a nosotros con 25 segundos para el final y un punto abajo. Popovic asume la responsabilidad, bloqueo directo con Wear, cambio defensivo, Popovic queda emparejado con Dorsey al que supera con bote directo hacia el aro, el pívot se abalanza para taponar la bandeja del croata y acaba cayéndole encima, la pelota no entra, los árbitros no pitan falta, pero uno de ellos para el partido con un ramillete de jugadores peleando por un rebote que valía una victoria.

¿Qué pitó? ¡Ah! ¿Quién sabe? Él mismo no debía tenerlo muy claro pues necesitó de varias deliberaciones con sus acompañantes de trío, consultas al comisario de mesa y paseos exasperantes para el respetable. Todo para darle el balón al Barcelona. Y con él la victoria final bien gestionada por Oleson tras recibir una falta, anotar el primer tiro libre y tirar a fallar el segundo. No había tiempo para más tras el postrero rebote.

Pero la indignación e incluso la frustración, aun siendo mayúsculos, no fueron los sentimientos ganadores. Lo fue el orgullo. El orgullo que demostramos para competirle de tú a tú a un muy buen Barça en un partido que su entrenador calificó como “bonito” en sala de prensa. El orgullo de sentirse identificados con un equipo que plasma lo que la afición fuenlabreña quiso, quiere y querrá. Así nos fuimos a casa o a los bares, que para eso era sábado por la noche, jo…robadamente orgullosos.
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Departamento de Comunicación del Montakit Fuenlabrada.
Fotos de Amador Vicente.



GALERÍA

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