Nos ponemos a mirarles como si fueran a fallar ellos solitos. Esta idea la ha repetido Jota Cuspinera en alguna rueda de prensa esta temporada. Se refiere a esos ratos insoportables que tenemos en los que nos borramos en defensa y damos lugar a anotaciones superlativas de los rivales. Hoy ha ocurrido durante toda la primera mitad del partido y así nos ha ido. 63 puntos encajados al descanso, veinte abajo, partido sentenciado.
Quizá nos auto engañamos porque en los primeros cinco minutos aguantamos el pulso gracias a nuestra capacidad anotadora. Empate a 16. El partido prometía. Pero pronto nos desengañamos: parcial de 16 – 0 para los lituanos que de repente nos doblaban recién iniciado el segundo cuarto (32 – 16). La sensación fue a peor a medida que nos acercábamos al intermedio, hasta llegar al límite con la última cesta que concedimos en forma de bandeja tras un saque del Lietuvos Rytas ¡desde el otro fondo!
Así que nos quedó un partido un tanto anodino para la segunda mitad. Al menos en el último tramo pusimos la energía necesaria para cerrar a ratos nuestro aro y reducir así una desventaja que rozó la treintena y finalmente quedó por debajo de la veintena (101-83).
Nuestras opciones de clasificación para el Top16 siguen muy vivas, aunque para ello habremos de mostrar una imagen radicalmente diferente a la mostrada hoy. Estamos con un balance de dos triunfos y dos derrotas y tenemos cuatro jornadas por delante. No hay equipos invictos y no hay equipos sin victorias. Sera igualado hasta el final.
Pero la conclusión más importante de hoy tiene que ver con lo que ocurra de aquí a tres días en Zaragoza. De por medio tenemos un largo viaje de vuelta y un par de entrenamientos para preparar el partido del domingo (12:30 horas). Que al menos el partido de hoy sirva de lección de cara a la cita con los aragoneses.
Departamento de Comunicación del Montakit Fuenlabrada.
Imagen: Lietuvos Rytas. |