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El Montakit Fuenlabrada perdió por vez primera en el curso por 65 – 73 en un choque decidido en los dos últimos minutos y en el que el Monbus Obradoiro marcó el ritmo de juego casi en todo momento



29 de octubre de 2017
Perder así es perder con honor

El sabor amargo de la derrota agranda aún más el mérito de nuestro equipo en este arranque liguero. Así lo reconoció un Fernando Martín de nuevo abarrotado que despidió al Montakit Fuenlabrada con una ovación, por el esfuerzo en un partido de poca inspiración y sobre todo por habernos hecho sentir tan orgullosos en este espléndido arranque de Liga Endesa.

Ahora toca seguir trabajando como hasta la fecha, a ser posible dando con la tecla para ganar fluidez ofensiva y reducir las pérdidas de balón que tanto nos están castigando en los últimos partidos. Pero poca objeción merecen los nuestros en cuanto a esfuerzo y tenacidad.

El partido fue en su desarrollo similar al del pasado domingo en Sevilla, solo que en esta ocasión fueron los rivales quienes tuvieron más temple y mejor defensa en los dos minutos decisivos.

Hasta llegar ahí vivimos una salida negativa (2-10, minuto 4), seguida de una reacción que equilibró el marcador (16 – 19, minuto 10) para lanzarnos a continuación a la máxima ventaja registrada en todo el duelo (29 – 19, minuto). Lástima que apenas pudimos mantener esa renta para haber hecho dudar al rival y haber tranquilizado nuestro juego. Tan solo un minuto después el resultado era de 29-27.

Justo tras el descanso volvimos a estirarnos (40 – 33), pero fue un espejismo pues los gallegos retomaron el control del ritmo de juego hasta colocarse de nuevo por encima (44-45, minuto 25). La igualdad se mantuvo un rato más (empate a 49, minuto 28).

Pero a caballo entre el tercer y el cuarto periodos varias pérdidas de balón más una jugada polémica en la que los árbitros no concedieron un triple de Rupnik a pesar de que un defensor del Obra agarró la red nos hicieron perder el pie, tambalearnos y poner en franquicia a los visitantes que se dispararon hasta el 55 – 64 (minuto 35).

Una de nuestras principales armas se nos volvió en contra. El rebote ofensivo dio esta vez al contrincante puntos de oro. Tras tres fantásticas defensas forzamos malos tiros y taponamos lanzamientos, pero no recogimos el rechace. Más atentos, los santiagueses agarraban la bola en el último suspiro para transformar puntos muy dolorosos.

A pesar de ello, y con el panorama muy sombrío (58 – 66, minuto 37), la afición siguió apoyando y el equipo continuó creyendo en sus posibilidades. Así llegaron 77 segundos mágicos en los que un parcial de 7 – 0 nos metió de lleno en la pugna por el triunfo. Un triple de Popovic subía el 65 – 66 al marcador y ponía la locura en el pabellón mientras el técnico gallego pedía tiempo muerto.

Justo tras ese tiempo muerto llegó la jugada clave, por simbólica y por lo que significó en la moral de unos y otros. En medio de un ensordecedor ambiente Vargas desvió el pase del Obradoiro con un manotazo y Eyenga estuvo cerquísima de agarrar el esférico. El casi robo se transformó en cesta visitante. Una nueva acción en la que nuestra defensa rozaba el premio y se quedaba pasmada ante la anotación rival casi en el último segundo de la posesión. Símbolo del último periodo e impulso para el ánimo del equipo gallego que respiraba de nuevo tras verse casi ahogado.

Luego, todo el mérito para sus defensas. La aplicación defensiva de los santiagueses forzó tres pérdidas consecutivas de nuestros ataques. Cada fallo del Montakit Fuenlabrada agrandaba la moral de un rival que castigaba con aplomo nuestro aro. Así se llegó a un definitivo 65 – 73 engañoso por cuanto el partido fue más igualado que lo que dicen esos ocho puntos, pero justo por los merecimientos de ambos.

Departamento de Comunicación del Montakit Fuenlabrada.   

Foto de Emilio Cobos.

 




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