El triunfo del Montakit Fuenlabrada contra la histórica Penya no se explica desde un punto de vista meramente baloncestístico. De hecho, mientras que solo mandó la parte técnico táctica del juego fueron los badaloneses quienes dominaron con claridad. Cuando entró en liza el corazón, la sinergia indescriptible entre la grada y el parqué, cuando el partido enloqueció, fue el Montakit Fuenlabrada quien se elevó tan alto como para remontar 19 puntos de desventaja y seguir haciendo historia.
No es buena receta esta de verse abocados a las gestas, tener que venir de atrás adelante para remontar una vasta desventaja. No suele salir bien. Y denota que algo no funciona. Pasó en San Sebastián y ha ocurrido de nuevo frente al Joventut. En ambos casos hay que dar un enorme valor al gran trabajo de los equipos rivales, pero también hemos de mirarnos el ombligo para encontrar las pelusas que lo afean.
Y es que recibir 23 puntos en el primer cuarto de un partido en casa no está a la altura de lo que debe ser nuestra defensa. Y si no defendemos no corremos. Y si no corremos nos cuesta bastante anotar con fluidez en el cinco contra cinco más estático. Es una mejora pendiente desde el inicio del curso. Ayudaría tener mejor tino desde el triple, pero mientras que no entren desde más allá del 6,75 seguimos trabajando para encontrar otras vías de anotación.
Hoy lo hicimos bien con las continuaciones de Olaseni y buenas penetraciones de Eyenga. Pero no valió para frenar a un Divina Seguros Joventut que paso a paso fue sintiéndose más seguro y cómodo, con esa mezcla tan loable de jóvenes canteranos y veteranos con aplomo. Se fue al descanso 12 arriba (33 – 45) y en la reanudación pareció asestar el golpe definitivo: 33 – 52 en el minuto 24 tras un parcial de 0 – 14.
Y ahí llegó la tormenta. El Fernando Martín y sus gentes tienen memoria. Y saben que este Montakit Fuenlabrada tiene alma, que no se entrega, que funciona como equipo. Valores todos imprescindibles para dar la vuelta a un partido aparentemente perdido como este.
De la coctelera del Che García salían un quinteto revolucionario tras otro. Ahora sin bases y sin pívots. Poco después con dos bases y con Popovic de “alero alto”, casi siempre con Rolands Smits, excelso, como pívot grande. Y aquí cabe el inciso de indicar que Blagota Sekulic sufría hoy de fiebres altas y que Chema González no podía jugar por una lesión sufrida el sábado y que está pendiente de pruebas médicas.
El caso es que el partido se desbarató. Los ya mencionados Popovic, Eyenga y Smits ponían los puntos que completaban, ahora sí, un gran trabajo defensivo. Con presión al hombre balón, con agresividad en el uno contra uno, con pelea brutal por cada rebote. En una de esas pugnas Llorca recuperó la bola con el infortunio de que un rival le cayó sin querer sobre la pierna derecha. Lesión. Esperemos que no sea nada grave. Sus seis minutos de hoy fueron claves porque con él en pista comenzó la remontada.
Para entonces el equipo ya había firmado un parcial de 15 – 1 y el partido era otro. Al último cuarto se llegaba con todo por decidir y con un Fernando Martín en plena ebullición. Y mucho tuvo que bullir porque tras acariciar la remontada del Fuenla, los verdinegros dieron un nuevo puñetazo sobre la mesa para poner el 62 – 69 a menos de cinco minutos para la conclusión.
Fue su última bocanada antes de que el vendaval acabara de poner todo patas arriba. El que más soplaba ahora era Christian Eyenga que lideraba un parcial de 10 – 0 para colocarnos de nuevo por delante (72 – 69) ya a menos de tres minutos del final. Bandejas por aquí, tiros libres por allá y el partido entró en el último minuto con 78 – 76 y balón para los visitantes. Una defensa magnífica de nuestro equipo en medio del ensordecedor ambiente acabó en tapón de Smits y rebote de Eyenga.
Y de repente la locura paró. La cámara lenta tomó protagonismo con la sangre fría de un Paco Cruz que no había sumado ni un punto hasta ese momento. Fintó al defensa al que mandó un metro atrás, retrocedió con el bote muy bajito, cargó el brazo, el público contuvo el aliento por medio segundo y el silencio se rompió con la explosión de júbilo. Tri pla zo. Era el 81 – 76 a 21 segundos del final. Era la certificación de la victoria pues al Joventut ya no le llegó para una última intentona.
Es la octava victoria en 11 partidos. Concluimos la jornada empatados con Barcelona Lassa y Valencia Basket en la segunda, tercera y cuarta posiciones. Solo por detrás del Real Madrid. Vivir para creer. Disfrutemos de esta maravillosa locura.
Departamento de Comunicación del Montakit Fuenlabrada.
Foto de Emilio Cobos. |