A la falta de intensidad suele acompañarle la falta de acierto. Que nos lo pregunten a nosotros anoche. A la deriva durante muchos minutos, superados por un Nymburk que mostró empeño e idea claras. Suficiente para comandar el marcador los 40 minutos.
La desventaja llegó a ser de 18 tantos al inicio del tercer periodo (24 – 42). Intentamos conectarnos en diversos momentos del partido (20 – 24, minuto 16; 40 – 50, minuto 28), pero cuando se ha empezado tan frío no es fácil entrar en combustión repentinamente.
Así que los checos se vieron con el partido franco y camino de la victoria sin excesivos sufrimientos ya entrados en el último cuarto (42 – 57). Entonces llegó la chispa, prendida por Luka Rupnik con dos triples consecutivos, un respingo al que de inmediato se sumaron los aficionados, deseosos de que su equipo le diera lo que esperan: intensidad.
Y en apenas tres minutos nos habíamos metido en el partido de pleno: 53 – 57 y siete minutos aún por jugarse. La gran virtud del Nymburk fue aguantar entonces la presión, aprovechándose de lo cómodos que habían estado durante todo el partido. El relevo anotador de Rupnik lo tomó Marc García que con tres triples apretó el marcador al máximo (69 – 70). Incluso dispusimos de una posesión para haber ganado el partido, pero la gestionamos mal, y el tiro a la desesperada encontró el hierro, perfecta parábola de lo que fue el partido.
Departamento de Comunicación del Montakit Fuenlabrada.
Foto de Emilio Cobos. |