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La campaña 2007/2008 fue prolija en desventura viajeras y por tanto para nuestro anecdotario. Y para que no se nos enfaden los de las compañías aéreas, reconozcamos que otros engranajes del mecanismo también fallaron, aunque sin mala fe por su parte, faltaría más.



06 de mayo de 2020
¡¡Taxi!!

Ahí va la historia. Matinal de viernes. El Fuenlabrada debe poner rumbo a Barajas para tomar un vuelo y jugar un partido al día siguiente. El equipo se reúne poco a poco, y como en cualquier familia hay quien llega con tiempo para tomar un café antes de iniciar el camino y hay quien apura porque se le han pegado las sábanas. Con lo que no se cuenta es con el retraso del autobús que nos debe llevar al aeropuerto. Juan Mora, delegado y a la sazón organizador de los viajes, llama repetidamente a la empresa, cuyo nombre amablemente omitiremos.

“¿Un autobús de Fuenlabrada a Barajas?”, escucha Juan al otro lado del teléfono.

“Sí, sí”, dice él nervioso.

“Espere que lo compruebo...” Y tras unos segundos de tensión: “Sí claro, para mañana a las diez”.

“¡¡¿¿Para mañana??!!”

Alguien ha anotado mal la fecha y no tenemos autobús. Casimiro echa humo. Media oficina del club se pone manos a la obra para solicitar un servicio urgente de bus. Imposible. Todas las empresas de nuestra zona tienen sus vehículos ocupados con servicios escolares. El tiempo apremia, como siempre, la hora del vuelo se acerca y no hay manera de conseguir un bus.

Solución alternativa. Se cierra la agenda por la página “A” de autobús y se abre por la “T” de taxi.

“Oiga, necesitamos urgentemente seis o siete taxis en la puerta del Fernando Martín”.

“¿Tantos?”.

“Sí, somos muchos y muy grandes. Además, llevamos unos bolsones que no vea usted”.

Y ahí va nuestra expedición de taxis camino del aeropuerto para no perder el avión. Sobre la campana, pero tomamos el vuelo.

Departamento de Comunicación del Montakit Fuenlabrada.




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