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No lo olvidará su protagonista, pero tampoco quienes allí estuvimos compartiendo emociones con él en el Fernando Martín. Se cumple hoy un año del último partido de Marko Popovic, una retirada que pareció guionizada por los mejores cineastas.



26 de mayo de 2020
Un año de la retirada soñada

El héroe lesionado lucha en solitario por superar la dificultad postrera mientras sus compañeros se entrenan en equipo. El objetivo, llegar al último capítulo de una carrera que ha tenido miles de batallas baloncestísticas, muchas de ellas brillantes.

Cuando dos semanas antes el Montakit Fuenlabrada asegura su permanencia en la Liga Endesa, Marko Popovic sabe que se abre una última posibilidad de despedirse en el parqué. El partido de la jornada 34 ante el Iberostar Tenerife no será decisivo para nosotros y por tanto quizá pueda saborear unas últimas sensaciones con el balón, unos segundos siquiera.

La lesión que arrastra no tiene buena pinta y los plazos aprietan. Tanto que llega al domingo 26 de mayo sin apenas haber podido entrenarse con el equipo. Nadie, tampoco él, sabe cuánto tiempo podrá jugar en su último partido, si es que puede.  

Pero ese día quienes mandarán serán sus sensaciones. Y son mucho mejores de lo previsto. Tan es así que se ve con fuerzas para competir como si no hubiera mediado lesión alguna. Su primera entrada al partido, ovacionada atronadoramente, sirve para hacer reaccionar al Montakit Fuenlabrada y equilibrar un partido en el que el rival estaba jugándose el pase al play-off.

El guion va in crescendo y el encuentro se va a la prórroga. Entonces llega el último y definitivo triple de Popovic, casi desde el centro del campo, y luego un rebote, y una celebración plena de rabia y orgullo, y unos tiros libres que lanza llorando…  

Antes de la llegada de Marko habíamos jugado una sola Copa del Rey y un solo play-off por el título de ACB en trece años. Con él disputamos dos copas, un play-off y dos competiciones europeas en tan solo cuatro campañas. El fichaje de Marko Popovic fue la guinda al punto de inflexión que supuso el verano de 2015, un jugador que aunaba el talento en la línea de Velimir Perasovic y el carácter en la vertiente de Salva Guardia, Ferran López y Francesc Solana.

Su conexión con la grada fue absoluta a pesar de que las lesiones nos privaron de disfrutar aun de una mejor versión de Marko. Como jugador fuenlabreño se colocó como máximo anotador histórico de la EuroCup y firmó algunas cestas memorables que quedan en el recuerdo para alcanzar copas del rey, como la última hazaña de la que hoy se cumple un año.

Departamento de Comunicación del Montakit Fuenlabrada.

Foto de Emilio Cobos.




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