Los gritos de alegría, el corrillo jubiloso de los técnicos, los abrazos entre los jugadores en pista con los que no pudieron jugar y lo vieron desde la banda por estar lesionados, las celebraciones camino de vestuarios… liberadoras. La euforia del momento al ganar un partido en el último segundo. Que además era un derbi. Y que encima enfrentaba a dos equipos presionados por la necesidad de vencer en el camino por alcanzar la permanencia.
Y ya está. Porque de inmediato en el vestuario del Urbas Fuenlabrada tras el partido el mensaje quedó nítido: no lo tenemos aún. Hay que seguir faenando para sumar nuevas victorias. Y la próxima opción está ya aquí mismo porque este domingo a las 20:00 horas recibimos al tercer clasificado de la Liga Endesa, un sobresaliente Lenovo Tenerife. Difícil, sí. Imposible, no.
Pero antes de imaginar lo que puede dar de sí el encuentro con los tinerfeños, contemos cómo fue el triunfo en el Palacio. Mala puesta en escena por nuestra parte con tres pérdidas de balón en los cuatro primeros ataques. Y ellos, cómodos. 8 – 0 de salida solo respondido por el más joven, un Ziga Samar que hoy ha dado un paso adelante notabilísimo. Cinco puntos suyos eran nuestro único alimento con más de seis minutos ya jugados y la consiguiente amenaza de escapada rival (14 – 5).
Pero nos fuimos recomponiendo. Aún sin ajustar bien en defensa, hallamos una mejor circulación de balón y a un inspirado Obi Emegano que acabó la primera parte con 14 puntos en su haber. Quizá recuperar sensaciones en ataque nos tranquilizó y ayudó a concentrarnos también cuando nos tocaba defender. Paulatinamente más duros, sacando al Estu de sus sistemas de ataque, recuperando balones, pasamos a tomar las riendas del juego y por ende del marcador. Un fantástico parcial nos lanzaba hasta la decena de ventaja (27 – 37), situación muy parecida a la que teníamos cuando llegó el momento del intermedio (38 – 47).
Y nos paramos. Tras la reanudación parecíamos pasivos en defensa y estáticos en ataque. El rival olió sangre y se lanzó a degüello, deportivamente hablando, claro. Sacó provecho porque rápido nos empató y no contento con ello tomó una peligrosa ventaja (65 – 57, minuto 28) con un soberbio Delgado liderando en ambas zonas.
Y justo ahí fue de nuevo Ziga Samar quien asumió responsabilidades. Y atinó. Frenó la hemorragia. Encarábamos el último cuarto heridos pero recompuestos (66 – 62). Ese último periodo se cocinó a fuego lento. Con los locales por delante y nosotros aguantando el pulso. Rentas cortas en su favor, pero mejorando nuestra defensa para secarles poco a poco las vías de anotación. Nos lamentábamos por un par de buenos triples lanzados por Melo Trimble que no entraron.
El que sí entró fue un triple de Cheatham que sirvió para meter definitivamente el miedo en el cuerpo estudiantil (83 – 82 ya en el minuto 39). Melo empataba poco después (84 – 84) y dos libres de Novak nos daban la delantera a 45 segundos del final (84 – 86). Pero el inspirado Delgado era capaz de acertar hasta en su punto más débil y también desde la línea de personal ponía las tablas a 86.
En nuestro último ataque la responsabilidad la asumió Jovan Novak. Su tiro no entró, pero la lucha de Emegano en el rebote ofensivo obtuvo el premio de una falta de Avramovic y la posibilidad de devolvernos el liderato. Anotó el primero de los tiros libres y erró el segundo (86 – 87). Con 15 segundos por delante JJ Barea quiso ser el héroe del derbi para los suyos, pero se encontró con una gran defensa al alimón de Novak y Kyle Alexander que forzaron al estudiantil a lanzar a la remanguillé un balón que ni de lejos halló el camino del aro. Ahí estalló el júbilo fuenlabreño que ocupaban las primeras líneas de esta crónica.
Departamento de Comunicación del Urbas Fuenlabrada.
Imagen de acb photo / J. Pelegrín. |