Nos tiene locos nuestro equipo en este carrusel de partidos consecutivos tras el parón obligado por el covid en enero. Tan pronto nos arrollan como arrollamos. Pero el de la amargura es el sabor actual, pues los dos últimos partidos hemos estado muy por debajo de lo necesario para pelear por la victoria.

Hoy en Las Palmas nos hemos desenvuelto a trancas y barrancas en la primera parte, sin brillantez ofensiva, pero aplicándonos en defensa. Partido difícil de masticar y 33 – 29 al descanso. Nos agarrábamos a la esperanza de salir de los vestuarios con un toque de inspiración colectiva para mover mejor la bola e individual para tener tino de cara al aro.

Pero ha resultado que tras la reanudación hemos ido a peor. Hay que reconocerle al rival el mucho mérito de su trabajo defensivo rompiéndonos los esquemas de ataque y saliendo a la carrera cada vez que tenían ocasión. El problema es que por nuestra parte ha faltado capacidad de resistencia, hambre para agarrarnos al partido cunado los locales han empezado a cobrar ventaja en el marcador. El 79 – 60 final plasma su superioridad en la segunda parte.

Tanto hoy como en Sevilla da la sensación de que nos ha faltado chispa, mental y física. Hemos adolecido de espesura de ideas y de precisión en la ejecución de las que han surgido. Y es una pena porque hemos dejado escapar una doble posibilidad de haber abierto hueco con las posiciones de descenso. Pero más allá de ganar o perder, ahora queda la duda de la capacidad que tengamos para rearmarnos de aquí al miércoles. Tenemos dos comodines, el espíritu de reacción tras el doble varapalo y el apoyo del Fernando Martín. La cita es el día 16 a las siete de la tarde. A por la chispa.

Departamento de Comunicación del Urbas Fuenlabrada.

Imagen de ACB Photo / M. Henríquez.