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Sensaciones encontradas tras la derrota 64 – 72 del Fuenla ante el Longevida San Pablo Burgos. La desazón por volver a perder en casa, pero también la constatación de que incluso no alcanzando nuestro mejor nivel estuvimos cerca de ganar a uno de los grandes favoritos de la LEB Oro.



22 de octubre de 2023
El horrendo inicio y el desatino en el tiro nos dejan sin victoria

Los regalos deben quedar para los reyes magos. Nosotros no lo somos y por ello no podemos regalar los cinco primeros minutos de partido. Ya lo hicimos ante el Grupo Alega Cantabria y lo repetimos ayer ante el San Pablo Burgos. Son situaciones que marcan el resto del choque, tan es así que echar un vistazo a la gráfica de puntuación de uno y otro partido evidencia que ambos siguieron trayectorias muy similares. Veamos:

Gran ventaja del rival de inicio; igualamos mediado el segundo cuarto; pagamos el esfuerzo justo antes del descanso facilitando que el rival coja de nuevo casi diez puntos de renta; tras la vuelta de vestuarios salen ellos mejor y estiran más la distancia; con mucho ahínco volvemos a acercarnos; casi llegamos a tocar el objetivo; pero no, no llegamos y acabamos perdiendo.

Si nos centramos ya más exclusivamente en el partido de ayer, ese ir y venir del marcador esconde múltiples factores. La caraja inicial es algo a solucionar de manera grupal porque se ha producido con quintetos diversos, o incluso un mismo quinteto ha alternado minutos sublimes con otros horrendos en lo poco que llevamos de temporada. Necesitamos más estabilidad en nuestro juego.

A los cinco minutos de partido perdíamos 2 – 18. La reacción fue fulgurante y a ella ayudó el incremento de energía y la puesta en escena de cambios tácticos defensivos con situaciones zonales que confundieron al rival. Tan es así que al poco de iniciarse el segundo periodo nos pusimos por encima en el marcador: 24 – 23, minuto 13.

De ahí en adelante, el Fuenlabrada se mostró bastante sólido en defensa, capaz de controlar el rebote (ganamos este apartado 38 – 35), forzando situaciones de tiro bastante incómodas de los burgaleses. Una actitud defensiva que nos dará muchos réditos en el futuro si la mantenemos.

Entonces ¿por qué se nos escapó el partido? Por el desatino de cara al aro. Por debajo del 36% de acierto en tiros de campo. Es cierto que apenas pudimos correr gracias al buen balance defensivo de los visitantes, así que nos vimos abocados a atacar en situaciones de cinco contra cinco. Y lo hicimos razonablemente bien pues hallamos las suficientes opciones de tiro en buena posición. El Fuenla compartió la pelota con criterio ante la plantilla con mejor físico de la liga, pero nos faltó rematar. Las muñecas nos pusieron el colofón al buen trabajo.

Ese panorama dibujó una segunda parte en la que los burgaleses manejaban ventajas de entre 8 y 12 puntos. Ni nosotros les cogíamos ni ellos se escapaban definitivamente. Nos arrimamos hasta el 48 – 51 en el minuto 29, pero volvieron a tomar aire con el 50 – 60 poco más tarde.

El arrimón definitivo llegó en el tramo final. Paso a paso: un esperanzador 57 – 63; un calentón más con el 62 – 67 a 1:30 de la conclusión; y más ardor con el 64 – 67 con un minuto justo por disputarse. Y hasta ahí. Al igual que en la jornada inaugural, remamos para quedarnos cerca de la orilla, pero sin llegar a alcanzarla.

Y al igual que pasó hace dos semanas, de nuevo el actor más constante fue el público. La afición no dudó en respaldar al equipo en ningún momento, fuera este bueno, malo o regular. Pero estaría bien alimentar esa fidelidad con victorias en el Fernando Martín. Aunque antes de volver a jugar en casa lo haremos en San Sebastián el próximo viernes. Más despiertos de inicio, por favor. Con la misma intensidad defensiva de los últimos 35 minutos de ayer, por favor. El acierto de cara al aro volverá, de eso estamos seguros.   

Departamento de Comunicación del Baloncesto Fuenlabrada.  

Foto de Alba Pacheco.




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