La mejora no llega. Seguimos sin encontrar la fluidez en el juego ofensivo. Las sensaciones positivas no aparecen. En Oviedo fuimos un equipo fiable en defensa hasta el minuto 27, pero en ningún momento brillamos en ataque. Así que cuando los locales encadenaron tres o cuatro canastas consecutivas rompieron el equilibrio y sentenciaron su victoria.
El ambiente era fantástico, con dos aficiones animando a los suyos y creando una atmósfera preciosa de baloncesto. Y empezamos entonados, fuertes en defensa y clarividentes en ataque poniendo el balón en el poste. Pero el 0-4 de inicio quedó solo en un boceto.
Porque pronto el partido se volvió pastoso. Había que masticar mucho cada canasta hasta que el aro tragara la bola. Ocurría en ambos lados del campo así que el primer cuarto acabó 15-14.
Fueron los ovetenses los que primero se zafaron mínimamente de nuestra defensa (20-14, minuto 12), pero el partido siguió igualado y embarrado: 36-31 al descanso.
El momento clave llegó en el tramo final del tercer periodo al que llegamos con 44-40 en el marcador. Las pocas luces que teníamos en ataque se apagaron del todo y el Alimerka Oviedo supo correr para anotar de todos los colores en transición: un par de triples, bandejas, forzar tiros libres. Un parcial de 17-0 y el partido roto al inicio del último cuarto (61-40).
Luego vino un intento de remontada con el que nos pusimos a diez puntos con cuatro minutos por jugarse (67-57). Lo mitigaron los locales con autoridad para devolver la máxima ventaja justo con el bocinazo final.
Hay que hallar el camino para dejar atrás la desazón que arrastramos y empezar a disfrutar en la pista. Fácil decirlo, fácil escribirlo. No tanto conseguirlo. Está en nuestras manos hacerlo empezando por el partido del próximo miércoles (20:30h) en casa ante el Cáceres Patrimonio de la Humanidad.
Departamento de Comunicación del Baloncesto Fuenlabrada.
Foto: Alimerka Oviedo. |