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El Baloncesto Fuenlabrada cayó 90 – 73 en su visita a Lleida en un partido muy marcado por la actuación arbitral. El desigual criterio y el torrente de faltas técnicas contra nuestro equipo desequilibraron un encuentro que tenía un marcador muy parejo ya entrado el tercer cuarto.



23 de marzo de 2024
Quedó un partido MUY GRIS

No sabemos qué habría pasado ni nunca lo sabremos. Quizá, tras mantener un bonito pulso, el rival nos hubiera ganado con claridad en el último cuarto como nos ocurrió un par de semanas atrás con el Estudiantes. O quizá, tras ese bonito pulso, hubiéramos ganado nosotros como hicimos la anterior jornada contra el Coruña.

El caso es que los árbitros se erigieron en protagonistas y tuvieron mucho que ver con que los ilerdenses, que están firmando una gran temporada, pudieran romper el marcador ya bien entrada la segunda parte. Hubo un momento en que era difícil llevar la cuenta de cuántas técnicas nos habían señalado en apenas un puñadito de segundos.

En lo meramente baloncestístico, el Fuenla arrancó errático en ataque. En los primeros cinco minutos llevábamos más pérdidas de balón que canastas anotadas y el rival amenazaba con escaparse (18 – 9, minuto 8). Respondimos a tiempo y en un pispás redujimos la desventaja a la mínima expresión: 18 – 17. Para ello habíamos logrado mejorar nuestra intensidad defensiva y circular mejor el balón, aprovechando buenas transiciones en ataque.

Sin embargo, no estabilizamos nuestro juego y en seguida volvimos a conceder mucho en defensa. Un triple tras otro, confundiendo nuestras rotaciones en las ayudas defensivas, los locales pusieron tierra de por medio de nuevo: 36 – 23, minuto 12.

Con el preceptivo tiempo muerto de por medio, enderezamos otra vez el rumbo. Fueron los mejores minutos de nuestro equipo. Tan es así que canasta va, triple viene, logramos un gran parcial de 2 – 19 que nos daba la primera ventaja del partido: 38 – 42. Y esos dos únicos puntos del Lleida en ese tramo fueron, ¡oh sorpresa!, producto de sendas técnicas en nuestra contra. Eran las primeras nubes que anunciaban la tormenta.   

Al descanso nos fuimos con empate a 42 y con un Fuenla que había exhibido un juego muy racheado, con momentos malos y otros excelsos. Un partido, al fin y al cabo, de marcador igualado y de desenlace muy abierto. Hasta que pasó lo que pasó.

Y lo que pasó es que los árbitros tomaron mucho protagonismo. Rebobinando un poco, en la primera jugada defensiva de nuestro equipo en el partido con 0 – 0 en el marcador ya nos habían pitado dos faltas en contra. Ese no fue el criterio que seguirían en el resto del choque. A ese ritmo se habrían quedado solos en la pista. El carrusel de técnicas se abrió sin mucha justificación en el mejor momento de nuestro equipo en el partido, en el trascurso del segundo cuarto. Los nuestros veían que el criterio era dispar. La guinda en la primera parte llegó con la última jugada antes del descanso. Una falta sobre McGrew cuando lanzaba un triple al filo de la bocina quedó en el limbo porque los árbitros se tragaron la jugada para indicar final de la posesión. De hecho, un de ellos había indicado la falta y luego rectificó. Permítame que dude.

La cosa pintaba casera, casera, pero no imaginábamos que llegaría a los extremos a los que llegó tras la reanudación. Un triple de Swing escamoteado por una falta otra vez muy dudosa de McGrew en un bloqueo. Penetraciones de nuestros jugadores con manoteos de los rivales que no eran considerados personales, mientras que en nuestro aro los contactos eran castigados con severidad.

La traca llega con el carrusel de técnicas, en especial cuando no indican una falta en ataque sobre Garino sino que el argentino se lleva como premio una técnica por supuesta simulación. Y ahí llegan ya en cascada. Hasta acumular media docena de ellas. Y el partido se rompe, ¡como para no romperse! Hasta el 61 – 45 con descalificación de Jorge Bilbao incluida.

Nos restaban un jugador a la par que nos restaban muchas posibilidades de ganar. También restaban 14 minutos por jugarse. Lo intentamos. Tratamos de volver al juego con cierta normalidad. Y recortamos la desventaja hasta el 61  - 51 en el minuto 28. Pero con la ola a favor los ilerdenses nos castigaron desde el triple y dieron el golpe definitivo al encuentro con el 71 – 54 del final del tercer cuarto. El último periodo, insulso tras lo vivido minutos antes, se movió con rentas que rondaban la veintena hasta el definitivo 90 – 73.

Enfoquemos bien con vistas al próximo partido la rabia que nos produjo lo de anoche en el Barris Nord. Jugaremos de nuevo en casa el viernes 29 de marzo a las 21:00 horas. La prueba será dura ante el Ourense, un equipo que lleva toda la temporada por encima de nosotros en la clasificación.

Departamento de Comunicación del Baloncesto Fuenlabrada.

Foto del ICG Força Lleida.




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